
Ayer decidí cocinar mientras mi novio terminaba algunas gráficas para su chamba. Él quería hacerlo todo como a las 10 de la noche y yo le dije que no, que mejor es empezar temprano (era las seis de la tarde) y que si tenía hambre yo preparaba algo. Era eso o soportar la luz y el calor que produce la pantalla y la batería de la Macbook. Un horror. Admito que no sé cocinar platos gourmet o lo básico de nuestra cocina peruana ―tan “aclamada” en estos últimos años―, pero me defiendo. No tengo la culpa: mi madre no me enseñó, yo no quise aprender por mi cuenta y soy bien floja. Así que solo sé preparar arroz (eso sí que me sale bien), freír huevos y pollo. No sigo porque me avergüenzo. Bien, entonces ayer decidí preparar algo porque no quería que mi novio se distrajera ―algo que olvidé mencionar es que él cocina mucho mejor que yo. Y si hablamos de pastas, él es el mejor―, me puse a lavar los platos, luego a sancochar algunos huevos, y para finalizar abrí el atún. ¡Qué hazaña! (admítanlo, soy pésima), pero era lo más rápido y fácil de hacer.
Equivocaciones
Fui “lloriqueando” donde mi novio y le pregunté cómo servir los huevos con el atún. Si combinarlos o no. Él me respondió que “no seas loca que cómo vas a combinar los huevos con el atún” y blah, blah. Yo casi horrorizada dije: “Pero, ¿acaso existe algún problema?, ¿es malo combinar las dos cosas?”. Creo que para él si existe un problema, porque no me dejó combinar el huevo y el atún. Entre otras cosas, me enseñó cómo servirlos por separado en un solo plato junto al arroz. Cómo cortar los huevos y todo eso. Mientras hacía todo ese trabajo él regresó al cuarto. Tras varios minutos grité: ¡Sebastián, creo que no sancoché bien los huevos! ¡Mira como están! Él vino corriendo y me dijo: “Lizeth, apenas sacas los huevos del agua caliente, debes pasarlos a una bandejita con agua fría. Así podrás descascararlos como debe ser”. ¡Dios salve al novio que me tocó!
Fin de la historia
Tras varios minutos tratando de servir correctamente la comida, se lo llevé. Me pidió que le echara kétchup al arroz y al huevo ―esta costumbre sí que no la aguanto―, así que lo hice. Me agradeció y todo el rollo. Mientras veíamos WWE me pidió que le sirviera un poco más. Yo encantada. En fin, finalizo este post pensando en volver a cocinar algo creativo la próxima vez. Debo hacerlo ya que pronto me mudaré con él. Mucho odio para todos.